Parroquia San Juan María Vianney

 

 

Después de la Misa encontrará en los comulgatorios un recipiente con agua, lápices negros y papel blanco –sin marcas ni líneas- y estampitas del Cristo Campesino. (que reparten los servidores)

 

Si necesita hacer un pedido, escríbalo con lápiz sobre el papel, encomiende su pedido a Dios, dóblelo con fuerza hasta convertirlo en un pequeño bultito e introdúzcalo en el recipiente con agua. Después de 7 días, el contenido del recipiente será depositado en un huequito realizado en tierra, en un terreno abierto (no en maceta) donde será absorbido.

 

 

 

SOLICITUD DE TURNO Y ATENCION DE SANACION

 

Las Misas son el segundo sábado de cada mes a las 09hs. y los días 30 de cada mes a las 18hs. Los turnos se solicitan solo “personalmente” el lunes anterior a la correspondiente Misa a partir de las 08hs en la puerta de la Parroquia. Se otorgará 1 turno por persona “sin excepción” (pudiendo venir alguien en representación del solicitante)

 

MUY IMPORTANTE:

• No se realizan sanaciones a domicilio.

• Si la persona que solicitó el turno no puede concurrir a la sanación, no puede ser reemplazada por otra. Quienes solicitan esa atención deben padecer un problema de salud grave.

No solicite turno para alguien que no asistirá ya que ni Víctor ni el Padre Aldo pueden interceder por personas ausentes, aunque usted conviva con ella, conozca el problema y pueda explicarlo. Al momento de solicitar el turno le pedirán su nombre completo, número de documento, teléfono, problema de salud y número de vez que será atendido. Luego de la Misa Víctor Galipó y el Padre Aldo Magadán imponen sus manos y oran por la sanación de las personas que solicitaron previamente un turno. Ponga su fe en Cristo Campesino y después de pasar por El, que es en realidad quien sana los problemas del cuerpo y las heridas del alma, recurra a Víctor ó al Padre Aldo, de ser necesario. Cuando asista a la Parroquia y desde el momento en que ingrese, recuerde que es un templo donde va a encontrarse con Cristo. Permanezca en silencio, en comunión espiritual a través del rezo. No es lugar de conversación, si necesita hablar que sea en voz baja, no use celular ni ningún otro elemento que afecte el ambiente de oración y paz que debe prevalecer. De ser necesario, converse y comuníquese por teléfono fuera del templo. Sea respetuoso con el orden y la limpieza de la Casa de Dios.

 

 

 

AL SER ATENDIDO POR VICTOR ó EL PADRE ALDO

 

Luego de asistir a Misa, poner la fe en Cristo y pedirle lo que necesita, si obtuvo un turno para ser atendido, tenga en cuenta estas indicaciones.

 

Victor y el Padre Aldo son mediadores entre su necesidad y el amor de Cristo. Explíqueles en forma breve y concreta su problema actual, respondiendo en forma clara y precisa sus preguntas.

 

Será rociado con agua bendita en las manos. Al recibirla recuerde que es el agua con la que al ser bautizado pasó a formar parte del pueblo de Dios y que tiene el poder de purificar. Luego de frotar sus manos con ella, déjelas colgando al costado del cuerpo mientras apoya la planta de los pies sobre el suelo. Permanezca en silencio, en actitud de humildad y entrega, mientras se le imponen las manos y se ora por usted. No interrumpa, explique lo necesario antes de sentarse para que quien lo atiende pueda  concentrarse en su pedido.

 

 

 

Cuando se le pregunte su nombre mencione sólo su/s nombre/s, no el apellido.

 

Cuando atienden, Victor ó el Padre Aldo, no pueden conversar, entregan su amor y su don para ayudarlo a vivir en la fe, creer en Dios, reencontrarse con El. No los distraiga, no los interrumpa o comente temas ajenos al motivo de su presencia. Mientras espera acompañe a Victor y al Padre Aldo rezando con devoción.

 

 

 

TESTIMONIOS

 

Si obtiene alguna gracia, regístrela por medio de la persona encargada de tomar nota de los testimonios. La encontrará en una mesa ubicada del lado izquierdo al acceso al Templo, cerca de la imagen de la Virgen del Rosario de San Nicolás. Si tiene estudios que permitan comparar el «antes» y el «después» de su pedido, haga una copia y entréguela junto a su testimonio. Agradezca permanentemente a Dios y ore no sólo por su problema, sino por el del otro haciendo suyo el mandamiento que pide amar al prójimo como a sí mismo. Difunda esta devoción y comprométase a ser Servidor del Cristo Campesino.